miércoles, julio 13, 2005

Los fracasos: nuestros mejores aliados

A nadie le gusta perder. Todos, en mayor o menor medida, queremos ganar cuando competimos o luchamos por algo. La mayoría de los idealistas sostienen aquel sofisma de "no importa ganar, lo que importa es competir", dicha afirmación, además de tener un tono conformista, es totalmente falsa. Siempre que se lucha por algo, dicha pelea se sostiene por el único ideal de la victoria. Lo que suele suceder es que, en plena batalla campal por el ideal, uno termina derrotado pero aprendiendo cientos de cosas sobre aquella pelea que libró. Sólo así la derrota vale la pena y, muchas veces, termina convirtiéndose en algo más noble que la causa que se perseguía.

Tanto las victorias como los fracasos son provechosas para los seres humanos, el problema reside en la dualidad de las mismas. Una victoria simboliza cientos de cosas: desde el merecido premio por un difícil logro hasta un golpe de suerte. Buena o mala, sólo hay un punto seguro con el ganar: a nadie le molesta en lo absoluto. Por otro lado, todo huimos al fracaso. Así se gane en el camino más que en el final, a nadie le agrada perder; todos odiamos esa temida palabra: perdí.

El problema reside, una vez más, en esos paradigmas baratos que nos impone la sociedad: "el mundo es de los triunfadores". Falso, el mundo es de aquellos que se caen. El verdadero éxito reside en esas personas que se caen una y otra vez pero que nunca pierden; son aquellos que al morder el polvo se levantan para seguir adelante. No hace falta ver muy lejos para darnos cuenta. Jésus fue tratado como un loco, a Galileo casi lo queman, Brahms fue abuchado y destrozado en su primer concierto, nadie creía en el Quijote de Cervantes y ni hablar de Darwin. Si todos ellos hubiesen cedido a la estúpida sociedad de su época, nuestro mundo no sería ni la sombra de lo que es hoy.

Hay que perder el miedo a perder. Debemos dejar de ver al fracaso como algo terrible y tenemos que apreciarlo como lo que realmente es: nuestro mejor maestro. Sólo al caernos aprendemos a levantarnos y, aún más importante, a quedarnos de pie. Todo en está vida es relativo y está en cada uno de nosotros el hundirnos con nuestras caídas o aprovecharlas para salir adelante. En mi opinión, únicamente al morder el polvo se puede saborear la verdadera victoria. Nunca olviden que la crisis tiene 2 caras: nos destruye por completo o, nos ayuda como trampolín para alcanzar el cielo y nuestros sueños: todo depende de nosotros.

Has evitado los errores y te sientes salvado. Pero has caído en el supremo error de no cometerlos
El vuelo de la reina, Tómas Eloy Martínez

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, puede ser una excusa, pero basandonos en la historia como los personajes citados, veremos que esto tiene su cuota de realidad.

Aleiex dijo...

omg luisillo!! estoy impactado con este post, keep up the good work!

Akanesita! dijo...

a veces es mejor perder...n_n aunque ganar sea lo que uno siempre quiso.
De repente un dia de estos le pido la camara a mi tio y le tomo unas fotos a mis cuadros sep? n_n TQM