jueves, junio 12, 2014

Lo que sucedió en la USM este jueves 12 de junio

Son las 9:20pm, acabo de llegar a mi casa luego de vivir una hora de completa anarquía encerrado en la Universidad Santa María. Mientras daba mi clase de Taller de cine, un grupo de compañeritos me informaron que había una situación irregular: robo, disparos, heridos dentro de la Universidad. Desde ese momento las llamadas, tweets, rumores y demás comenzaron a colarse. “Hay 1 muerto y varios heridos”. “No hay muertos, sólo heridos”. “Hay varios malandros dentro de la Universidad y armados”. “Trancaron todos los accesos”. “Llegó la policía”. “No ha llegado la policía” y demás informaciones que aumentaron la ansiedad y el caos general. 

La versión que manejo de primera mano es la siguiente: varios antisociales entraron a una camioneta que iba subiendo a la universidad, mostraron carnet y de salida, dentro de la Universidad, robaron a todos. Hubo una confusión donde dos estudiantes resultaron heridos y los ladrones se escaparon. No sé si efectivamente salieron de la Universidad. No sé si siguen en este instante allí junto con los alumnos y los profesores (aunque esta es la versión que la mayoría de la gente maneja). Lo único que sé y que viví fue todo el caos que dicha acción generó. 

En la Plaza del rectorado decenas de personas aglomeradas gritando por la situación, estudiantes iracundos pegando gritos exigiendo que alguien diga algo. Una autoridad académica. Un profesor. Un seguridad. Alguien. Pero el caos reina y nadie sabe qué pasa ni cómo actuar. En paralelo, otros estudiantes sacan pupitres y los esparcen por todos los módulos. Otros, tomados por la ira y la desesperación, comenzaron a lanzar objetos a las oficinas administrativas para romper ventanas (asumo que drenando su frustración por falta de respuesta). Dañaron las instalaciones del Cafetín de los pobres (lugar en el que todos  hacemos vida y que nada tiene que ver con la situación) y, en paralelo, varios profesores y estudiantes intentábamos salir del lugar. Pero trancaron las entradas y salidas, supuestamente buscando a los antisociales que se presume que siguen en la Universidad. 

Por suerte, logré salir hace poco tiempo y  mientras escribo esta líneas (9:31pm), trancaron de nuevo todos los accesos a la Universidad y hay muchos alumnos y profesores que no pueden salir, exponiéndose y, lo peor, nadie dice nada, nadie sabe nada, sólo hay rumores de una situación irregular. Lo que resulta más grave de todo porque es en la anarquía donde ocurren las peores tragedias. Hay medios que reseñan que la policía llegó y se llevó a los antisociales, cosa que hasta este instante es falso. Temo por la seguridad de los compañeros que no tienen vehículos y que depende del transporte público que no puede pasar para poder salir del sitio. 

No sé en qué va a terminar toda esta situación. Tampoco tengo una respuesta viable, pero sí tengo un par de cosas que decir al respecto. Me va a dar mucha rabia si mañana trancan de nuevo la Universidad (como si el trancarla fuese a solucionar algo), no sólo está el semestre en juego (que no llega ni a trimestre) si no la seguridad de todos. Secuestrarse en la Universidad sólo ha generado más robos, deterioro de las instalaciones que todos usamos y dista mucho de ser una solución. Más rabia me va a dar si trancan la Universidad y cuando comience el partido de fútbol salgan corriendo a verlo. Me llenaría de ira el escenario más previsible: mañana dirán que van a redoblar los esfuerzos de seguridad, ponen a 3 sexagenarios con escopetas de mentira a dar vueltas con desgano por los pasillos, otros 3 desdichados “piden” carnet para entrar y durante 1 semana (no más) se crea una sensación de seguridad que durará un par de semanas hasta que en un mes -o menos- vuelva a suceder otra situación irregular. 

Amo profundamente mi casa de estudios. Me gradué en la Santa María y tengo casi 6 años como docente. 11 años yendo al mismo sitio. Adoro a mis estudiantes, lidio constantemente con las deficiencias de la Universidad (falta de equipos, los baños, la desinformación), pero jamás había presenciado un caos tan grande como el que se desató hoy y ni hablar de todas estas protestas estériles que no llevan a nada. Si los estudiantes y los profesores queremos un cambio en nuestra casa de estudios tenemos que organizarnos. No es posible que en una situación tan tensa como la de hoy no haya nadie que de respuesta ni del lado docente ni administrativo ni del centro de estudiantes ni de los organismos de "seguridad". No es posible que la desinformación sea la que reine (porque los profesores estábamos tan asustados y perdidos como los alumnos). Por eso mismo estoy escribiendo estas líneas, para expresar mi punto de vista e intentar mover la conciencia de algún compañero que lea esto. Las quejas en los pasillos no solucionan nada, las acciones que podamos tomar sí. El problema no es que robaron (vivimos en Sin City, en todos lados roban), el problema es que cada día roban más y no hay ningún tipo de solución. Esto no es un hecho aislado, es sólo un punto más en una escala que desde hace tiempo no ha dejado de subir. Hoy fue por enésima vez en una camioneta y con dos heridos. Mañana podría ser un disparo a cualquiera que esté leyendo estás líneas. ¿Hace falta que muera un compañero para que la gente reaccione?, ¿es que acaso tampoco se puede ir a la Universidad para aprender y estar tranquilo? Lo peor es que todos somos potenciales víctimas: profesores, alumnos, personal administrativo. Todos estamos a merced de la inseguridad, sea en un salón de clases, en el estacionamiento, en los pasillos o en cualquier lado y eso no es normal, al menos no dentro de una casa de estudios privada que debería ofrecer un mínimo de seguridad a todos los que hacemos vida en ella. 

Siempre he dicho que la Santa María es como una pequeña Venezuela y, hoy más que nunca, me duele mi país por partida doble. Tenemos que organizarnos si queremos un verdadero cambio y no podemos esperar que las cosas se arreglen solas. Destruir las instalaciones es como destruir Chacao: no ganamos nada. Hay miles de formas más inteligentes de protestar y que van a generar mayores cambios. Las autoridades de la Universidad deben abrir los ojos, ser receptivas y entender que la situación se está saliendo de control. Son las 9:40pm y todavía siguen encerrados mis compañeros en la Universidad. Todavía nadie se pronuncia. Todavía nadie sabe nada, nadie da la cara, nadie sabe qué hacer (o, al menos, eso es lo que se maneja porque, una vez más, nadie da información oficial). Se deben tomar medidas antes que ocurra una tragedia mayor y esto debe empezar por nosotros, no esperar a que las autoridades resuelvan todo. Al igual que el país, la Universidad es una olla de presión y el día que estalle sólo va a afectar a los que amamos a nuestra casa de estudios y hacemos vida en ella: los profesores y estudiantes.