miércoles, enero 12, 2005

Vacaciones: ¿Buenas o malas para el trabajo?

Ahora que empecé la universidad como Dios manda -con 2 semanas seguidas llenas de examenes y exposiciones- me doy cuenta de esa necesidad de tener tiempo libre. Todo el mundo hace muchas cosas productivas en vacaciones, otros no, lo cierto es que siempre que se sale de vacaciones uno se arrepiente de no haber hecho cosas que ahora no puede hacer por falta de tiempo. Éste es el caso de su servidor. Si bien es cierto que en estas vacaciones empecé con muchos proyectos, también es verdad que desaproveché -en ocasiones en proporciones realmente obscenas- el tiempo que tuve en mis manos. Ahora que tengo la soga en el cuello, lleno de tantas responsabilidades en la universidad me doy cuenta de lo tonto que fui en mis vacaciones. Después del arrepentimiento, lo único que queda es adaptarse al sistema.

Aunque sea irónico, ahora que lo pienso, cuando se está en clases se hacen -a veces- más cosas que en vacaciones. Al menos mi caso es ese, ya que en la mayoría de las situaciones sólo funciono bajo presión. Cuando se analiza a profundidad, el flujo del tiempo en clases y vacaciones se rige por estas máximas:

1) Un día de vacaciones equilvale a una semana de clases.

2) En vacaciones se tiene la energía al máximo, pero solo se aprovecha un cuarto de ella. En la universidad, solo te queda un cuarto de energía que se aprovecha al máximo.

3) La velocidad e impulso de hacer cosas en las vacaciones es nulo. En la universidad el estado por default del cuerpo es trabajar.

4) Durante las vacaciones la flojera no te deja pararte de la cama. En clases no puedes acostarte en ella.

Por estos puntos y muchos más -que por razones de tiempo no expondré- me doy cuenta que, después de todo, comenzar las clases no está tan mal, digamos que era el “empujoncito” que me hacía falta para recobrar el ritmo de trabajo.