lunes, junio 26, 2006

Cuestión de importancia...

Amo a Nicole Kidman. Puede que muchos digan que es una catira "papa sin sal", pero nadie puede negar que es una excelente actriz. Por si fuera poco, tiene un sex appeal medio extraño que me hace amarla en cualquier papel (desde sus desnudos en Eyes wide shut hasta su look de mojigata en The others). Gracias a la prensa, Internet y la televisión, muchos de ustedes sabrán que se casó este fin de semana. Poco me importa su boda. Lo que me sorprendió fue ver como muchos periódicos le dedicaron más de una cuartilla (tanto el sábado como el domingo) a la ceremonia; mientras que, paralelo a esto, en algún lugar remoto de Santos Lugares -un pueblito de Argentina- un viejito cumplió 95 años y nadie escribió siquiera cinco líneas sobre este acontecimiento.

Pero... ¿Qué podría ser más importante: una boda en Hollywood -que están a la orden del día- o que un anciano, casi olvidado por todos, cumplió casi un lustro? Todo depende. Si la noticia es transmitida en Al rojo vivo o en Primer impacto, puede que el viejito tenga su propio segmento junto a Nicole Kidman. En cambio, si es uno de los escritores más importantes de la literatura latinoamericana, es un hecho que nadie lo mencionará. Éste fue el caso de todos los periódicos de ayer y hoy, ya que ninguno tuvo la delicadeza de recordar, que un 24 de junio de 1911 nació en Rojas, provincia de Buenos Aires, una de las personas más nobles que existen y cuyas letras se han convertido en una leyenda: Ernesto Sabato.

Los que me conocen saben que admiro muchísimo a Sabato; él me enseñó lo que realmente significa ser escritor. Más allá de ser un excelente literato y haber escrito Sobre héroes y tumbas (una de las mejores novelas de la lengua castellana, y no lo digo yo que soy un ignorante en el campo de la literatura, lo dice gente que de verdad sabe de lo que habla), Sabato busca con sus novelas y ensayos crear conciencia sobre nuestro mundo que cada día se cae a pedazos. A sus 95 años, está casi ciego, viviendo en una casita muy humilde en Santos Lugares. Ya no escribe tanto como antes, por su problema de visión de ha dedicado a la pintura más que a la letras. Aún así, se rumorea que planea publicar dos libros. No lo hace por dinero ni por masturbación intelectual, su verdadero compromiso no es con la literatura: es con la humanidad.

Y así, en algo tan trivial como la importancia que se le da a una boda o a un cumpleaños podemos observar que tan jodido está el mundo. No creo que a Sabato le haya importado mucho su omisión en todos los medios de comunicación. El problema es que, por ley de vida, no le debe quedar mucho tiempo y es muy cruel que un escritor (como Bolaño y decenas más) tenga que enlistarse en las filas del más allá para tener dolientes por todos lados ¿Por qué carajo nadie lo homenajeo en vida? ¿Por qué hay que escribir sobre él una vez que esté muerto? No lo sé. Es más, ni debería pensar en tanta parafernalia. Probablemente, cuando Sabato pase a mejor vida sólo cinco líneas serán escritas: una cantidad despreciable para alguien que dedicó toda su vida a escribirle miles de líneas a la humanidad. Un tributo insulso para un escritor que utilizó millones de letras para mover la conciencia y el corazón de todos. Alguien cuya esquela fúnebre, seguramente, será opacada por alguna boda de turno. Pero así es la vida de los héroes -tanto en la literatura como la guerra-: para ser recordados sólo tienen que morir.