Para no perder la costumbre y seguir con la onda de revivir el mes, acá va lo mejor de este último mes del año.
Lo mejor en cartelera:
Ralph el demoledor (Wreck it Ralph)
Dirigida por: Rich Moore
Escrita por: Phil Johnston y Jennifer Lee
Género: Comedia
Duración: 108 minutos
Desde su trailer Wreck it Ralph se convirtió para mi en una de las películas más esperadas del año: una historia acerca de videojuegos sin basarse en ninguno existente y, al mismo tiempo, usando personajes de franquicias archiconocidas (Street Fighter, Sonic, Pac-Man, Mortal Kombat, etc). El plot es sencillo, Ralph es el villano de un juego de Arcade en 8bits, todos los días es derrotado por Felix El Reparador y denigrado por los habitantes del videojuego. Cansado de los maltratos, Ralph se embarca en una aventura para conseguir una medalla y probar que a pesar de ser el malo también puede ser bueno. Así, comienza una aventura donde encontraremos personajes inolvidables como Vanelope, una niñita que es un "glitch" en su juego y quiere probarle a los demás que también puede participar y Calhoun, una atormentada militar de un juego violento y en Alta Definición que desea evitar la propagación de un virus. Una película que más allá de entretener y sacar carcajadas habla de algo tan complicado como la aceptación de uno mismo (pesé a cómo la sociedad te pueda ver) y cómo lo "bueno" y lo "malo" son más un punto de vista que una verdad absoluta. Como diría Ralph "Soy malo y eso es bueno".
Lo mejor: el universo creado por la película, las animaciones en 8bits al final.
Lo malo: a pesar de ser muy buena, tenía material para trascender al Olimpo como Wall-E, Up o Ratatouille
Lo mejor en DVD:
Extraterrestre
Dirigida por: Nacho Vigalondo
Escrita por: Nacho Vigalondo
Género: Comedia
Duración: 100 minutos
Si no conoces a Nacho Vigalondo, te recomiendo que comiences a checkar sus cortos por YouTube (7:35 de la mañana, Domingo, Marisa) y ver Los Cronocrímenes -su primera película. Vigalondo no es para todo el mundo, son de esos directores "raros" que puedes amar u odiar y Extraterrestre es así. La película comienza con Julio despertándose en el apartamento de Julia, una chica que conoció la noche anterior en una fiesta. Todo parece normal (momentos incómodos, una despedida inminente) hasta que se dan cuenta de que las calles están vacías y descubren que hay invasión extraterrestre en curso que obligó a todos a abandonar la ciudad. Luego aparecen otros personajes completamente extraños como el vecino stalker y friki de Julia y su novio demasiado simpático y paranóico. Los cuatro cenan y durante la conversación de sobremesa, gracias a un mal entendido, comienzan a ponerse paranóicos pensando que alguno de ellos es un extraterrestre infiltrado. Bajo esta excusa se desencadenan una serie de situaciones completamente extrañas y graciosas que te mantienen en vilo preguntándote entre cada carcajada hacía dónde demonios va esta película.
Lo mejor: Su humor particular. Sus momentos incómodos y situaciones traídas por los cabellos.
Lo malo: No es para todo el mundo, tienes que conocer a Vigalondo para disfrutarla por completo.
El mejor libro:
El sanatorio de la clepsidra - Bruno Schulz
A pesar de su corta presencia en el mundo de las letras (sólo dos libros, debido a que un nazi le disparó en la nuca en un campo de concentración), Schulz es considerado por muchos un escritor de culto y con toda la razón del mundo. Describirlo sería como una mezcla inusual entre Kafka (por el realismo mágico y misticismo), Proust (por su descripción detallada de cosas sublimes, su mitología creada en base a sus memorias infantiles) y Carpentier (por la densidad de su universo narrativo rico en referencias históricas y culturales). Por ende, su lectura no es sencilla, pero una vez que te sumerges en él es algo imparable, casi como una avalancha de nieve (robándome el símil que usó Capote para describir la lectura de En busca del tiempo perdido). El sanatorio de la clepsidra es un híbrido extraño, y al igual que Las tiendas de canela fina, puede considerarse como un libro de cuentos con cierto hilo narrativo que por momentos hace pensar que es más una novela seccionada por capítulos que un libro de relatos dispersos. Como la antología que recoge toda la obra de Schulz, Madurar hacia la infancia, su literatura habla de su niñez y del inagotable mundo mágico que se encuentra en ella. Desde la fascinación por el albúm de estampillas de un amigo (que describe y mitifica como si se tratase de la Cábala), hasta la descripción de la Primavera como si se tratara de una epopeya, Schulz hila cada párrafo con una prosa tan poética que hay pasajes enteros cuya belleza se iguala a cualquier poeta de los grandes. Schulz es de los pocos escritores que te embriagan con su prosa más que cautivarte con su artificio narrativo. Una parada obligada para cualquier poeta o escritor.
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